martes, 23 de diciembre de 2014

LA ONTOSEMIÓTICA Y LA TRANSVERSALIDAD DISCURSIVA-NARRATIVA




LA ONTOSEMIÓTICA Y LA TRANSVERSALIDAD DISCURSIVA-NARRATIVA.
Luis Javier Hernández Carmona.
Laboratorio de Investigaciones Semióticas y Literarias (LYSIL)
Universidad de Los Andes. Trujillo.


Desde las conocidas propuestas de Saussure, existe una preocupación por la dinámica que opera entre enunciado-enunciación y su operatividad dentro de la semiosis y sus diferentes variantes. En esas dicotomías, recurren diversos elementos que van desde el enunciante hasta el espacio y tiempo de la enunciación, incorporando lógicamente, el discurso y la historia como formas de interpretación de las relaciones de significación y resignificación.
Es la semiótica una de las metodologías que ha intentado desde sus diversos enfoques dar respuesta a las ‘formas de narrar’ el mundo; unas veces desde el texto, otras a partir del contexto, y en esta oportunidad, proponemos una revisión académica en base al sujeto enunciante que construye desde la enunciación, mundos de la representación que son una respuesta a lo individual-comunitario.
Bajo el razonamiento anterior, surge la Ontosemiótica como metodología de análisis del narrar como reconfiguración de la memoria individual-comunitaria a partir del sujeto enunciante que construye un objeto enunciado en función de un espacio sensibilizante. Propuesta que permite abordar diferentes y diversos discursos para reconvenir sobre la impelencia de lo óntico a través de la filosofía del lenguaje, y fundamentalmente, desde la antropología filosófica de Paul Ricoeur y el giro semiótico de Paolo Fabbri.
Como Ontosemiótica[1] queremos inferir una semiótica intermedia entre la que podríamos considera críptica y la semiótica critica de la cultura. La primera es aquella que se radicaliza en el texto, quizá la mejor notación sea la de un análisis morfosintáctico, donde el texto es recurrencia directa de una estructuración lingüística apegada a la norma. La segunda es la que hace énfasis entre el texto y el contexto, la gran lectura de los textos dentro de un conglomerado social a partir de las tensiones y distensiones que producen las referencialidades culturales; los contextos que se transfiguran en textos/testimonios legitimantes de un espacio del cual el enunciante es un producto sustancial y sustentable. En todo caso, nos referimos a la semiótica que privilegia al enunciante manifestado a través de la cadencia del texto, y el texto a manera de acto volitivo del enunciante, encuentro entre el acto consciente e inconsciente del productor del discurso desde donde es posible tratar de abordar las diferentes coordenadas de sentido, la significancia referida por Barthes, para intentar nominalizar las disímiles variables de significación dentro de una contextualización determinada.
El texto literario no es una instancia autónoma como lo quiso ver la semiótica críptica o aislante, al volcar su atención privilegiada sobre el texto y sus relaciones intrínsecas de significación, alejándose tanto del ser enunciante como del contexto real o evocado que sirve de escenario a los discursos literarios. De allí los intentos de la semiótica vinculante, y la semiótica crítica de la cultura por ampliar los horizontes metodológicos al incorporar lo sociológico a los análisis literarios. Lógicamente, esta consideración de socio-semiótica incluye otras disciplinas que enriquecen los enfoques interpretativos. Ahora bien, si la esencia de la representación lingüística del mundo consiste en la figuración de hechos mediante hechos en virtud de una forma idéntica, entonces la forma del mundo y del lenguaje no puede a su vez ser figurada, y esto significa: ser representada lingüísticamente; pues para ello la representación lingüística tendría que poder adoptar una posición fuera de su forma de representación, lo cual es imposible a priori. Por consiguiente, la forma  a priori del mundo se anticipa a cada representación del mundo como condición de su posibilidad; “se muestra” cada vez sólo en la estructura lógica de la representación, como consta en Wittgenstein.
Es un intento de explicar lo subjetivo a través de la construcción de sistemas de relación con el contexto que se transfigura en experiencia sensible al configurarse como en semiosis interviniente dentro del proceso de intersubjetividad definido por Husserl dentro de la operatividad: autor-texto-lector-contexto. Y donde el subjetivema es isotopía para la reconstrucción de sentido que involucra por transposición una sensibilidad cultural que se transfigura en sensibilidad trascendente y trascendida. En todo caso, es una transferencia del cuerpo sutil a la topología de la cultura como finalidad de la Ontosemiótica.
Sólo en virtud de la correspondencia semántico-categorial con una estructura ontológico-categorial de un hecho real se puede concebir la proposición lingüística según Wittgenstein como una figuración de la realidad. Proposiciones ontológicas hablan de hecho implícitamente sobre la forma del lenguaje.
Los personajes son metáforas de la sensibilidad, entes causales que soportan el efecto de la creencia, pertenecen a lo veritivo, a más de lo verídico de la realidad, “Y eso sin duda es lo que hace que la obra literaria alcance a veces a decir más, incluso sobre el mundo social, que muchos textos con pretensiones científicas” (Bourdieu, 1992, 63); por lo tanto, la ficción es una manera de tomarse la realidad en serio a través de la construcción de un efecto de realidad que no niega la realidad evocada, sino crea un eje de la representación que permite establecer una reflexión sobre el espacio social metaforizado en la obra literaria, creando una objetivación desde la ficción; “Objetivar la ilusión novelesca, y sobre todo la relación con el mundo llamado real que supone, significa recordar que la realidad que nos sirve de medida de todas las ficciones no es más que el referente reconocido de una ilusión (casi) universalmente compartida” (Bourdieu, 1992, 65); entonces, leer no es una verdad absoluta, sino  muchas visiones de realidad al mismo tiempo, y donde obviamente, la sensibilidad trascendente juega un ºpapel fundamental.
En este sentido, la noción de nación iberoamericana será el espacio donde antagonizan por el poder distintos proyectos nacionales, o donde distintas memorias compiten por el poder bajo la postura ideológica, bien sea, de una región racional/empírica o una región cósmica. Ambas, antagonizadas por la memoria de la historia (discurso del poder europeo) frente a la memoria de la ahistoria (discurso del poder iberoamericano). Esto no es nuevo pero si relevante cuando se trata de construir una noción de nación iberoamericana sin atender a sus especificidades históricas y culturales y sin considerar al ser heterogéneo como agente productor de discurso.
Y dentro de estas antagonizaciones discursivas, el mestizaje es un proceso dicotómico que sirve de piso o base al planteamiento que queremos formular, no sin antes aclarar, que el mestizaje es la máscara armónica de lo obviamente desgajado y beligerante. Es la negación del profundo conflicto de las sociedades iberoamericanas al pretender homologar las disimilitudes y conciliar los pasados en función de una concepción de ciudadanía. El ser heterogéneo, en este sentido, se ubica entre la posicionalidad (ca­racterística ideológica} y la memoria (ser autoelaborado); de lo cual, posicionalidad, locación y memoria, parecen surgir a manera de centros del debate político e intelectual de comienzo de siglo.


[1] Tradicionalmente, la definición de Ontosemiótica está relacionada a la matemática en función de la relación del conocimiento matemático con la intención didáctica, privilegiando las relaciones cognitivas. Mientras que nuestro enfoque parte de un primer estudio realizado en Maracaibo, sobre Hermenéutica y semiosis en la red intersubjetiva de la nostalgia, donde propusimos una semiótica de la afectividad-subjetividad como metodología de análisis del discurso, y a raíz de esa investigación, surgieron varios proyectos de investigación que fueron financiados por el CDCHTA, entre ellos: La nostalgia en el proceso creador de Vicente Gerbasi, (NURR-H-422-07-06-B), Bolívar, el humano ser (NURR-H-456-08-06-B), y El proceso independentista, una lectura semiótica.(NURR-H-486-10-B). Además, la publicación y divulgación de estos estudios permitió confrontar nuestra propuesta con otras ideas, de las cuales derivó la inclinación por la definición de Ontosemiótica, como una forma definir una semiótica del sujeto y la sensibilidad cultural, bajo las relaciones intersubjetivas implícitas en los diversos discursos. Y en este sentido, proponer una metodología para los estudios literarios, y de ser posible, generar un libro texto para los alumnos de Teoría Literaria.

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